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27 sept 2010

Los jueces responsabilizan a la empresa
Indemnizarán a empleado por una dolencia causada por el uso del mouse
27/09/2010 | 18:52 La Cámara Laboral dispuso que le paguen $ 90 mil a un trabajador, que había reclamado un resarcimiento por una enfermedad provocada a raíz de la utilización prolongada de ese instrumento de computación.

La Sala I de la Cámara Nacional del Trabajo ordenó que una empresa y una aseguradora de riesgo de trabajo indemnice con 90.000 pesos a un empleado, que planteó un reclamo por haber contraído la “Enfermedad del mouse” a causa del uso prolongado de ese instrumento durante su actividad laboral.

Según lo señalado por los peritos médicos del juicio, la “enfermedad del mouse produce el cercenamiento de la función prensil (o de agarre) de los objetos y/o reduce los movimientos como consecuencia de los intensos dolores generados por la inflamación referida”.

La camarista Gabriela Vázquez afirmó en el fallo: “No habiendo prueba fehaciente que permita entender que se trate de una enfermedad inculpable o que haya existido culpa de la víctima o de un tercero por el cual el principal no deba responder, considero que se reunieron los recaudos para que la incapacidad que porta el actor por Túnel Carpiano sea indemnizada conforme las disposiciones del derecho común”.

Los jueces sostuvieron, en relación con el monto del resarcimiento, que “la reparación juzgada a la luz del derecho civil no está sujeta por el ordenamiento sustantivo a ninguna fórmula matemática o tarifa preestablecida”.

En este sentido, los magistrados agregaron: “Su cuantificación debe relacionarse con las particularidades del caso y orientarse a la integralidad”.

“Cuando se trata del daño a la salud, es válido que ésta sea concebida no sólo como la ausencia de enfermedad, sino como un estado de completo bienestar físico, mental y social, que consiste en la ausencia de impedimentos para gozar de los bienes de la vida, independientemente de la capacidad de trabajar o de ganar dinero”, añadieron.

Los jueces fijaron la indemnización en 90.000 pesos, de los cuales 70.000 corresponden al daño material o lucro cesante y 20.000 al daño moral.

19 sept 2010

La vida en riesgo por ahorrar en transporte

Matías Martínez (17) vive en barrio General Bustos, cursa el secundario en un colegio ubicado en el centro de la ciudad de Córdoba y debe entrenarse en barrio La France porque juega en la cuarta de Huracán.

Una constante. Los accidentes de moto, una rutina en los hospitales (Raimundo Viñuelas / La Voz).

Matías Martínez (17) vive en barrio General Bustos, cursa el secundario en un colegio ubicado en el centro de la ciudad de Córdoba y debe entrenarse en barrio La France porque juega en la cuarta de Huracán. “Si tuviera que moverme en colectivo necesitaría seis cospeles por día (12 pesos por ahora) y no me darían los tiempos. Mi vieja me regaló la motito (110 cilindradas) y no tengo problemas. Eso si, no me saco el casco, tengo toda la documentación y carné al día”, dice el muchacho mientras se apresta a subir a la motocicleta negra.

Respecto a lo que se ahorra en transporte, Matías es un caso testigo de miles de trabajadores que optaron por subirse a una motito para ir a trabajar y dejar a los chicos en la escuela para ahorrar el transporte escolar.

“Yo ando toda la semana con 10 pesos de nafta súper y no sólo ahorro en transporte sino en tiempo”, asegura el chico.

Matías Martínez cumple con todos los requisitos para circular con su motocicleta, pero eso no quiere decir que tenga todas las garantías. “Yo soy muy prudente para moverme. Desde marzo ando en moto y es muy complicado. Los colectiveros y los taxistas son unos desgraciados, te tiran el vehículo encima y la ciudad es un desastre, hay pozos por todos lados”, denuncia.

Por estos días, Paulo Graglia, vocero de la Cámara de la Motocicleta, viene proponiendo motovías en las avenidas principales de la ciudad para disminuir la cantidad de accidentes que involucran a motociclistas. “Alrededor del 60 por ciento son colisiones de moto y auto. Si separamos los escenarios de circulación, si no se encuentran habrá menos muertes. Nuestra propuesta es utilizar un sector no utilizado en el tránsito de las grandes avenidas. Es donde estacionan en infracción automóviles y hay contenedores. Si esa franja se las damos a las motos desaparecen los infractores y disminuyen los accidentes. El costo es ínfimo, hacen falta entre 12 y 15 pesos para pintar la zona. El intendente Giacomino está anunciando la creación de una radio FM con 200 mil pesos. Con esa plata puede pintar kilómetros de motovías y salvar vidas”, afirma Graglia.

Sobre el proyecto, que en el caso de las avenidas Juan B. Justo, Vélez Sársfield y otras, considera que las motocicletas deberían circular obligatoriamente por las colectoras. El director de Tránsito de la Municipalidad, Eduardo Pereyra, no se opone abiertamente, pero pone algunos reparos.

“Esto no es tan simple, demandaría un pormenorizado estudio y sería necesaria una campaña de concientización. Además es algo que debería aprobar el Concejo Deliberante. Pero bienvenido sea todo aquello que mejore la seguridad en el tránsito”, manifiesta el funcionario municipal.

Graglia advierte que el fenómeno de las motos no es sólo en Córdoba sino en todo el mundo. “Acá nos faltan aún dos escalones. De las 40 mil motos que se venden anualmente en Córdoba, el 75 por ciento abarca las que están por debajo de las 125 cilindradas. Son los trabajadores y los estudiantes los usuarios. Cuestan entre 3.800 y 3.900 pesos. Hay un 21 por ciento que compra motos que van de las 125 a las 250 cilindradas, un tres por ciento entre 259 y 500 y el uno por ciento restante por encima de las 500. Después se vendrá la clase media que adoptará a las motos (entre 125 y 250 cilindradas) como medio alternativo de transporte y nos falta todavía la moto utilitaria, la de reparto, para publicidad rodante o la moto taxi como existe en otros países del mundo”, predice.

Graglia indica que las autoridades deben pensar en serio cómo encarar el problema o de lo contrario habrá que “seguir sumando cadáveres”. “El proyecto nuestro –dice– tiene una parte de infraestructura vial, otra de educación y una de estadística. Con respecto a esta última nos interesa armar un instituto de estudios de accidentológicos para estudiar las causas de los accidentes. Hoy no estamos midiendo causas sino efectos. En materia de educación vial tenemos que ser conscientes de que el 60 por ciento de los compradores son primeros usuarios y no los podemos estar educando cuando ya tienen la moto. No podemos generar hábitos, los hábitos se generan desde el colegio primario. No podemos enseñarles a los chicos educación vial si les permitimos ir a la escuela en bicicleta y sin casco. En el secundario les permitimos ir en ciclomotores sin casco. En el ciclo de especialización debemos enseñarles técnicas de conducción del auto, el problema de la alcoholemia y un problema que por estos días es materia corriente: cómo actuar ante un accidente. Tienen que entender que no es grave atropellar a una persona, que es un hecho con el cual hay que quedarse. Si tenés el carné, la tarjeta verde, no estás borracho, nadie te va a matar, nadie piensa que uno, queriendo, lleva por delante a una persona. Hay que desmitificar todo esto”, propone Graglia. Matías Martínez tiene 17 años. Es primer usuario. Pero el problema no es del chico, es de los otros.

Ingresan 27 motociclistas por día al de Urgencias

En lo que va de este año, 6.362 internados. En 2009, los costos sanitarios por atención a accidentados con motos ascendieron a 20.036.700 pesos.

Preocupante. Fines de semana complicados en el de Urgencias (Raimundo Viñuelas / La Voz).

El chirriar de las ruedas apenas se escucha en los pasillos del Hospital de Urgencias. Ivanna (27), con rostro de resignación y la esperanza a cuestas empuja una vez más la silla que traslada a Federico (31 años), su esposo, a rehabilitación. Todo comenzó, en la siesta del jueves 8 de julio, cuando Federico salió a dar una vuelta en su cuadriciclo de carrera por la zona de Potrero de Garay. “Me fui en una curva y me desbarranqué. De ahí me llevaron al hospital de Santa Rosa de Calamuchita. Por mi estado dijeron que me tenían que derivar a una clínica privada. Estaba consciente, les mentí, pedí que me llevaran al Hospital de Urgencias porque yo no tenía obra social”, admite el muchacho que, por momentos, no puede dominar el movimiento del párpado del ojo izquierdo. Habla con cierta dificultad y esfuerzo, pero está más que lúcido.

Antes de pronunciar palabra, le había pedido a su médico de cabecera, Rodolfo del Boca (junto a Perla Pahnke) encargado del área “cuidados neurocríticos”, que recordará los problemas que presentaba al ingresar al nosocomio. “Recibimos un paciente politraumatizado. Presentaba traumatismo de cráneo, traumatismo de tórax grave, traumatismo de abdomen grave con estallido de vaso, traumatismo vértebro medular grave con fractura de dorsales. Estuvo en coma, en terapia. Se drenó el tórax, se hizo un tratamiento endovascular para salvarle el vaso, todo en un contexto de complicaciones. Cuando se estabilizó, recién de lo operó de la columna. Está externado pero sigue con un drenaje pleural”, resume Del Boca.

El muchacho cuenta que tiene un campo en Villa General Belgrano. Que siembra azafrán y está acostumbrado a andar en tractor”.

–¿Pensás en volver a manejar una moto?

–Después te cuento.

“Si le damos permiso”, interrumpe el médico. Ivanna no dice nada. Su rostro lo dice todo.

Federico Carlos Paak sólo es un número estadístico en el Hospital de Urgencias. Es uno de los 6.382 motociclistas asistidos en los primeros ocho meses del año. Es parte de una realidad estremecedora. Pero… vamos a los números.

Durante 2009 ingresaron 8.602 motociclistas lesionados al de Urgencias. Las estadísticas indican que este año, con 6.362 casos, se ha registrado un incremento del 10 por ciento. Si de números se trata, en los primeros ocho meses de este año casi se ha duplicado el número de pacientes de 2005 (3.380) y 2004 (3.369).

Con un promedio de 27 ingresos diarios, el número de motociclistas accidentados ha crecido un 10 por ciento en 2010. Paulo Graglia, presidente de la Cámara de la Motocicleta, revela que en la ciudad de Córdoba se venden 166 motos por día (unas 40 mil al año), un incremento que marcha al ritmo de los accidentes. Todo indica que de los 166 compradores, 27 terminarán en el Hospital de Urgencias.

Los fines de semana (viernes, sábado y domingo) hay cuatro salidas más del servicio de emergencias 107 en horas de la noche. “Se incrementa notablemente el número de lesionados que ingresan al Hospital. El 80 por ciento son por accidentes en moto”, cuenta Mario Salinas, director del centro asistencial.

Sin casco. “Si analizamos a los motociclistas que ingresan sin tener casco durante 2009, fueron 360, es decir uno por día. Esos son pacientes con traumatismo encefálico de cráneo grave. Significa que presentan lesiones en el cráneo que les impide el manejo autónomo de su conciencia, de la parte respiratoria y vascular. De ese grupo, el 31 por ciento de los pacientes fallece”, dice Salinas. Según la base de datos de La Voz del Interior , que se confecciona desde enero de 2007, ese año hubo 45 motociclistas muertos en la ciudad de Córdoba, 80 en 2008, 82 en 2009 y 42 desde el primer día de 2010 hasta el 31 de agosto.

Otro dato revelador es que los accidentes fatales de motociclistas aportan el mayor número de órganos para trasplantes. “Esto es así porque los pacientes graves que no usaron casco tienen muerte cerebral y son aptos para la donación de órganos”, confiesa Salinas.

“El otro 54 por ciento de ese universo de 360 motociclistas que no usaron casco queda con secuelas. Secuelas significa que tienen algún tipo de discapacidad motriz o cognoscitiva, de las cuales un uno por ciento son severas. Dejan de ser autoválidos. Dependen del grupo familiar y de un sistema de rehabilitación posterior que el Hospital no le brinda. Hace 10 años la mortalidad por traumatismo de cráneo encefálico estaba en un 70 por ciento. Hoy, con la capacidad médica y la instalada, se ha bajado al 30 por ciento. Esto significa que mejoramos en salvar la vida, pero se han incrementado los pacientes con discapacidad severa, ese es el problema. Hay muchos más discapacitados.

Costos siderales. A la hora de hablar de costos sanitarios por paciente ingresado por accidente con moto, el director del Urgencias se toma la cabeza. “El presupuesto de un paciente con traumatismo de cráneo encefálico severo contempla el trabajo en la vía pública y el traslado del 107, la contención en el shock room (sala de recuperación inmediata de estabilización del paciente), traslado a la terapia intensiva (10 días promedio), una cirugía de cráneo para descomprimir, la colocación de un captor especial para medir la presión intracerebral, dos tomografías de cerebro (una de diagnóstico y otra de evolución), y cinco días de cama común. Siempre que no haya mayores complicaciones, infecciones que generalmente surgen, el costo alcanza los 23 mil pesos”. Analizando lo sucedido en el 2009, ese rubro sumó 8.288.000 pesos.

Explica Salinas que hubo 36 casos por mes de pacientes que usaban casco pero sufrieron lesiones graves, en especial fracturas de cadera, que necesitan en promedio ocho días de internación. “Debemos contabilizar gastos por 8.500 pesos mas 4 mil por prótesis. Estamos en 450 clavos endomedulares por año. Hablamos de un total de costos de 5.625.000 pesos”.

¿Cuántas veces escuchamos por radio, vemos por TV o leemos en los diarios acerca de colectas para tratamientos graves y complejos de gran costo? El de Urgencias no es ajeno a esas situaciones. “Hay otro grupo de pacientes con lesiones muy graves. Hemos tenido seis en el último año y el costo estuvo en los 100 mil pesos por cada uno. Implicó la colocación de una endoprótesis vascular”.

En cuanto a los 7.891 pacientes restantes de 2009 que ingresaron con lesiones menores, se estima en 700 pesos el costo de atención (tomografías, laboratorio y radiografías) lo que significa una erogación de 5.523.700 pesos.

“Estimamos en 2009 un gasto de 20.036.700 pesos en pacientes ingresados por accidentes con motos frente a un presupuesto anual para el Hospital que ronda en los 70 millones de pesos”, resume Salinas.

En cuanto al “recupero” de los gastos por motociclistas accidentados que cuentan con obras sociales, tienen seguros o están cubiertos por ART, el director del Urgencias se lamenta porque las aseguradoras sólo reintegran un 20 por ciento. “Las dos únicas que siempre cumplen son Sancor y La Segunda, La Caja jamás reembolsó un solo peso. Las ART cumplen con todo y las Obras Sociales están en un 80 por ciento”, resume Salinas.

En materia económica, los motociclistas accidentados significan un “agujero negro” en la economía del hospital municipal de la ciudad de Córdoba. A pesar de todo, Salinas no se desespera. “El Hospital debe presupuestar y ejecutar un gasto anual de 20 millones de pesos para mantener un nivel de asistencia adecuada y darle a esta gente una oportunidad de sobrevida”, dice.

18 sept 2010

A un mes del trágico derrumbe, la mitad de las obras está fuera de la ley

Entre el 19 de agosto y el 9 de septiembre, el municipio paralizó 35 de 73 obras inspeccionadas. Hace un mes ocurrió el accidente que causó la muerte de Estefanía.

A un mes del derrumbe que causó la muerte de Estefanía Puechagut, la Municipalidad de Córdoba clausuró unas 35 obras en construcción porque no cumplen con las condiciones de seguridad requeridas.

“En el período comprendido entre el 19 de agosto y el 9 de septiembre, de un total de 73 obras inspeccionadas se paralizaron y clausuraron 35 por no ajustarse a la normativa prevista y no cumplir con las condiciones de seguridad obligatorias”, precisó un comunicado de la Dirección de Planeamiento Urbano, según informaDía a Día.

El director de Obras Privadas de la Municipalidad, Orlando Ferraro, consideró que se trata de un promedio de clausuras “habitual. Y es más bajo que en 2008, por ejemplo, cuando casi el 70 por ciento de las obras visitadas estaba en infracción”, agregó.

Fallas en altura. Hay que diferenciar entre paralizaciones y clausuras. Clausurar una obra significa ponerle una faja en la puerta y sacar a todo el personal. Se producen por incumplimientos normativos, como que no tenga permiso, o por construir algo por fuera de la ordenanza. “Estas son las menos”, dijo Ferraro.

Las paralizaciones, que pueden ser por uno o varios días, permiten a los obreros seguir trabajando precisamente en solucionar el problema, pero no habilita a que la construcción continúe. “No se pueden levantar paredes ni columnas ni nada”, enumeró el funcionario.

En este ítem se encolumnan problemas como falta de cartel indicador, no tener la vereda en condiciones o ausencia de algún tipo de medida de seguridad. “Subsanando el tema, el responsable de la obra tiene que ir a la Municipalidad a llevar una nota indicando lo realizado y pidiendo una nueva inspección”, puntualizó Ferraro.

En los barrios inspeccionados en estos 22 días hay en estos momentos 300 obras con distinto grado de avance. Es decir que los 73 edificios visitados representan un cuarto de los que hay en obra en el sector.

PUEYRREDÓN Y VÉLEZ SARSFIELD. Donde ocurrió el trágico derrumbe a mediados de agosto (Archivo).