La sociedad “24 horas” no favorece al organismo
Se duerme dos horas menos. Cuando la vida diurna le roba horas al descanso, somos víctimas del “jet lag social” o el desequilibrio producido en el reloj interno de una persona.30/01/2013 00:02 | Analía Reineri (Especial)
La denominada “deuda de sueño” puede ser causa de falta de rendimiento y se traduce en riesgo de accidentes. Pero no sólo eso: también está asociada a enfermedades como diabetes, hipertensión y obesidad. Estudios recientes develan que en las grandes ciudades se duerme dos horas menos que hace 60 años, lo que va a contramano de las conductas que fomentan la calidad de vida.
Si bien hay patologías específicas que requieren la consulta a especialistas, en muchos casos los trastornos del sueño están asociados a factores culturales. Las investigaciones científicas apuntan a revalorizar el descanso como factor de buena salud y a desechar la idea de que dormir puede ser un acto poco productivo. El investigador del Conicet Daniel Vigo investiga los trastornos del sueño relacionados con factores ambientales o culturales, como la organización del trabajo.
–¿Las investigaciones se abordan desde la perspectiva de quienes alargan la jornada laboral o de quienes tienen problemas para conciliar el sueño?
–Tomamos ambos aspectos. Nuestras investigaciones tienen que ver con el estudio del ritmo sueño-vigilia en profesiones altamente demandantes, como choferes de corta distancia, choferes de larga distancia o médicos residentes. Con la Agencia Espacial Europea también hemos realizado un experimento particular sobre astronautas, con el objetivo de evaluar el ritmo circadiano de la actividad del sistema nervioso autónomo a lo largo del confinamiento. Pero nuestro objetivo es concientizar a la población sobre la problemática del sueño ya que vivimos en una sociedad “24 horas”; la vigilia está invadiendo las horas de descanso y eso tiene consecuencias.
–¿Cómo impactan los medios de comunicación y la conectividad permanente?
–Mucho, pero no es sólo eso. Desde hace unos 50 años lo que se denomina el “ prime time ” televisivo era a las 21. Hoy, ese horario central es a las 23 o incluso más tarde, lo que está retrasando dos horas el horario habitual en el que uno se acuesta. Por otra parte, no sólo la vigilia invade el sueño, también se invade el espacio de dormir con pantallas de TV y computadoras en la cama. Estamos inmersos en la hiperconectividad; es decir, ya no es sólo el problema de un colectivero que tiene la imposición de su horario de trabajo.
–Las viviendas son cada vez más pequeñas. ¿Eso también impacta en el sueño?
–Para dormir es importante la comodidad ambiental, ya que cualquier factor, como la temperatura, la luz y el ruido, afectará el descanso.
–¿Qué problemas de salud puede acarrear la deuda de sueño?
–La asociación estadística entre la falta de sueño con la aparición de diabetes, obesidad, hipertensión arterial, entre muchas otras patologías, está demostrada. Por supuesto, esto no significa que todos los que duerman mal van a desarrollar algunas de estas enfermedades, ni que todos los que son obesos lo sean porque duerman mal
–Hay personas que funcionan mejor de noche. ¿Es algo cultural o biológico?
–Las personas nos dividimos, como dice la jerga, en “alondras y búhos”. Es algo biológico. Cerca de un diez por ciento de las personas son más bien búhos, funcionan mejor de noche. Por otra parte, los adolescentes son naturalmente alondras. Y ese dato forma parte de la complejidad del fenómeno adolescente, porque ellos comienzan su jornada muy temprano y después se quedan hasta muy tarde y el fin de semana no recuperan el sueño perdido porque salen. Se ha investigado la relación entre los problemas del sueño con el rendimiento académico. En promedio, un adulto joven duerme ocho horas, pero hay personas que necesitan dormir un poco más y otras un poco menos, la pauta está dada por cómo se siente uno durante el día. Sentirse cansado y tener dificultades para interactuar con los demás puede ser indicador de falta de sueño.
–¿Se recuperan las horas de sueño?
–Si a una población de adultos jóvenes que está privada del sueño se la deja dormir todo lo que quiera, el primer día dormirá nueve horas y media; el segundo, nueve horas, y el tercero, ocho horas y media, hasta estabilizarse en ocho horas. En suma, se recuperan alrededor de tres horas y media de sueño. No más. Por eso es importante no dejar pasar la oportunidad de recuperar el sueño perdido, ya que la falta de descanso va dejando marcas. Esta situación se denomina “alostasis”, que significa permanecer bajo una condición de estrés por un importante período de tiempo.
–¿La problemática de los trastornos del sueño se aborda desde una perspectiva cultural?
–El trastorno del sueño puede enmascarar otras patologías. Se puede dormir mal no sólo por estrés.
23. A esa hora se estacionó el denominado “prime time” televisivo, destaca Vigo, cuando antes era a las 21.