Se trata de un proyecto que cuenta con financiamiento de Nación. Tomaron muestras de sangre de 200 personas y concluyeron que “no podemos asegurar que la gente que vive en el campo esté más contaminada”.
Un proyecto de investigación realizado por la Facultad de Agronomía de
la Universidad de Buenos Aires (Fauba) ratifica que no hay evidencia científica
concluyente que pueda relacionar la exposición a glifosato con problemas en la
salud.
Desde 2012, la cátedra de
Bioquímica de esa casa de altos estudios viene desarrollando estos estudios que
no arrojaron evidencias de intoxicación ni señales que puedan asegurar que la
gente que vive en zonas rurales esté más contaminada que otras personas.
El proyecto
El sitio de divulgación
científica Sobre la Tierra (SLT) difundió una entrevista realizada a Eduardo
Pagano, director de la investigación sobre el impacto en el ambiente y en la
población rural de los agroquímicos utilizados en cultivos transgénicos en la
Región Pampeana de la Argentina.
Se trata de un estudio financiado
mediante un Proyecto de Investigación y Desarrollo (PID) del Fondo para la
Investigación Científica y Tecnológica (Foncyt), para el cual la Agencia
Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y el Ministerio de Agroindustria
de la Nación aportaron 1,8 millones de pesos cada uno.
Según comentó Pagano, las
investigaciones comenzaron a fines de 2012 y se extenderán hasta noviembre de
este año. El proyecto hizo principal hincapié en glifosato pero ahora se empezó
a medir atrazina en muestras ambientales. Además, se midió el perfil de
agroquímicos en la sangre de una población.
Concretamente, estos muestreos se
realizaron sobre: una población expuesta (fundamentalmente trabajadores
rurales, fumigadores y empleados de los negocios que venden los insumos), una
población que podría llegar a estar expuesta (quienes viven o trabajan cerca
del campo, como los ingenieros agrónomos o ensayistas) y una población de
personas que no están expuestas (que viven en las ciudades).
Resultados
Una de las conclusiones
preliminares es que el nivel encontrado de glifosato en agua o en suelo no
superan las 100 partes por millón (ppm). Este guarismo es inferior al valor
máximo aceptado en Argentina, que es de 300 ppm; y muy por debajo del límite
que avala Estados Unidos: 700 ppm. Sí supera lo que permite Europa, que es
apenas 0,1 ppm.
En cuanto a los análisis
realizados en sangre, Pagano manifestó que “no encontramos diferencias
significativas evidentes entre población rural expuesta, población expuesta
circunstancialmente o población no expuesta”.
“Según los resultados de los
muestreos, y contrariamente a lo esperado, no podemos asegurar que la gente que
vive en el campo esté más contaminada”, precisó.
En este marco, aclaró que no es
lo mismo estar expuesto eventualmente a un químico, que estar intoxicado por el
mismo. “La presencia de un pesticida puede indicar exposición o intoxicación
pero para ello hay que analizar otro tipo de cosas, como la actividad de
enzimas como la colinesterasa, que también medimos, y no encontramos evidencias
de intoxicación en los más de 200 casos analizados”, puntualizó Pagano.
Viejos pesticidas
Otro aspecto remarcado por el
docente de Bioquímica es que de los análisis surgió que muchos de los
pesticidas que aparecen incluso ya no se usan hace años, pero todavía persisten
en el ambiente o en la cadena alimenticia porque se degradan muy lentamente.
“Muchas personas se pueden
alertar por la presencia de pesticidas en la sangre. En realidad todos tenemos
pesticidas en la sangre posiblemente desde el momento de la concepción. Sino,
no se explicaría la presencia de pesticidas prohibidos desde hace más de 50
años”, explicó.
Por eso,
Pagano consideró que “por ahora, me parece que son más preguntas que
respuestas”, respecto del posible impacto de los agroquímicos en la salud
humana.